La anemia está entre las 10 enfermedades más  frecuentes del mundo y es la causa más común de ir a consulta con el médico.

La anemia es una enfermedad que se provoca por la disminución del hematocrito (el porcentaje de la sangre representada por los glóbulos rojos) y de la hemoglobina. Esto causa una desproporción de energía corporal que impide realizar las actividades diarias con normalidad. . 

La razón más frecuente por la que puede aparecer la anemia es la falta de hierro, sin embargo también puede ser por causas hereditarias. En el primer caso, se resuelve solo tomando alimentos ricos en hierro o medicamentos especiales, por el contrario en el otro caso, la anemia acompaña a la persona durante toda la vida.

La anemia es más común en las mujeres que en los hombres, sobre todo cuando se está en una edad fértil o cuando se está embarazada. El periodo menstrual, si es que dura más de tres días, es el tiempo más propenso para contraer anemia, de la misma manera ocurre con las personas que tienen una mala alimentación y que tienen pérdidas ocultas de la sangre.

Por otro lado, hay que tener cuidado de las dietas peligrosas que muchas veces hacemos para perder peso. La dieta vegetariana, por ejemplo, no necesariamente provoca anemia por falta de hierro, sin embargo la mejor manera de absorber este nutriente es a través de las carnes rojas. En el caso de las mujeres que dan de lactar y los niños, la falta de carnes rojas es la primera causa de la enfermedad.

También existen otros motivos que pueden provocar anemia como la diabetes, la insuficiencia renal, las enfermedades hepáticas, la tiroides, el sida, el cáncer, la falta de vitamina B12, la falta de ácido fólico y las grandes pérdidas de sangre.

Aquí te enumeramos algunos síntomas que podrían delatar que padeces de anemia: cansancio, sueño, disnea (dificultad para respirar), palidez, mareos, dolor de cabeza, irritabilidad, falta de apetito, falta de concentración, disfunción sexual y depresión.

Lo mejor para detectarla es hacerse un análisis de sangre que te permita conocer tus niveles de hematocritos, hemoglobina, ferremia y ferritina. Debes hacerlo anualmente si tienes entre 20 y 39 años, si eres mayor de 40 debes realizarlo semestralmente.