Los llamados “drones” eran utilizados para fines militares y antiterroristas. Cada vez más, esta tecnología se destina para proyectos civiles. 

Gracias al crecimiento económico que vive la región y, sobre todo, el Perú está propiciando un avance nunca antes conocido. Los precios a la baja de cierta tecnología permite el rápido desarrollo del país. Y el progreso ha llegado para ayudar en labores de vigilancia “montado” en naves no tripuladas o “drones”.

Estos “drones” recorren las ruinas y yacimientos históricos para producir modelos tridimensionales en varios días, por lo que también ahorra tiempo, ya que antes se demoraba meses en crear los tradicionales planos. Además, apoyan en las labores de búsqueda de los arqueólogos y sirven como mecanismo de vigilancia contra invasores, constructores y mineros informales.

La destrucción a manos de una empresa constructora de una pirámide edificada hace 5,000 años en las proximidades de Lima parece que ha sido el detonante de una mayor inversión en estos aparatos. Por eso, los arqueólogos piensan que estos aviones pueden ayudar a definir las fronteras para proteger lugares, como Machu Picchu por ejemplo, y crear un archivo digital de las ruinas que permita reconstruir cualquier daño.

Por tanto, el Gobierno ha decidido comprar varios “drones” para usarlos en estos lugares. Además, esta tecnología ayudará al ministerio a cumplir con la ley que reduce los plazos para determinar si un área contiene restos culturales. “Los vemos como una herramienta vital para la conservación”, argumentó la arqueóloga del Ministerio de Cultura, Ana maría Hoyle.

Por el momento, esta tecnología ya ha sido usada para sobrevolar al menos seis lugares arqueológicos del país durante el último año. Se espera que protejan los tesoros culturales de las fuertes presiones relacionadas con el desarrollo del estado.